Gay Erotic Stories

Cuando era adolescente, durante los juegos de mesa con mis primos mayores, dejaba caer cosas debajo de la mesa para así tener la oportunidad de ver sus bultos sin que ellos se dieran cuenta. Nunca pensé que algún día haría los mismo con cinco hombres bien parecidos y a cada cual mejor dotado que el otro. Yo no sabía mucho sobre el póker, lo que sabía en ese momento era quién quería yo que ganara… Me hice cargo de tres hombres al mismo tiempo, mientras le chupaba la verga a uno, masturbaba a los que estaban a su lado. El tiempo pasó y finalmente quedaron solamente dos jugadores: Peter y Dan. Este último estaba en desventaja pues era el único que aún no habia eyaculado y su pene estaba mucho más sensible que el de Peter. El momento decisivo llegó: "¡Te dije que ese culito iba a ser mío esta noche muchachito!"; pero Dan replicó rápidamente: "Te equivocas, mira lo que tengo aquí: ¡Gano yo! ". Fue un gran alivio, pues quería que ganara él. John me tomó por un brazo y me llevó al centro de la sala de estar y me hizo arrodillar sobre el tope del banco del piano que venía siendo utilizado como almohadilla, el grupo de hombres hizo un círculo alrededor de mí, cada uno con su brazo izquierdo sobre el hombro del vecino a la izquierda. Chupé sus vergas una vez más, hasta que fue el turno de Dan. "Momento de eucaristía! Abre muy bien tu boca y recíbela con alegría aunque él sea judío". Todos los demás se rieron y comenzamos a masturbarnos. Sin dudarlo un segundo me tragué toda su sabrosa espesa crema. Pude escuchar como los gemidos de los demás eran cada vez más intensos hasta que sentí chorros de semen que venían de todas direcciones cayendo sobre mi cara, hombros, pecho y espalda. Dan me ayudó a levantarme y me llevó a la ducha. Él asió una barra de jabón y enjabonó todo mi cuerpo. Mis ojos estaban llorosos, no sabía si sentirme afortunado después de tener sexo con cinco apuestos hombres maduros o absolutamente triste, porque si John me amaba como él decía, por qué me pedía ser el juguete sexual de sus amigos. "Sé que estás confundido, no es la primera vez que John organiza algo similar, él hizo lo mismo con otros muchachos que tuvo antes de ti. No te preocupes por esta noche, te prometo que será un momento muy especial para los dos". Dan intentó decirme algo más pero los demás entraron en el cuarto de baño para orinar y limpiar sus vergas en el lavamanos usando unas pequeñas toallas. "No se demoren mucho muchachos, porque de aquí nos vamos para New Orleans". John me dio un suspensorio negro y me dijo que lo usara para Dan. Fuimos en dos vehículos, Dan y Papi Patrick venían con nosotros; Peter y Joachim estaban en el otro. Estacionamos el auto en el bulevar Rampart y caminamos hasta un restaurante italiano en la calle Decatur. Pedí una pizza de salmón y fue absolutamente deliciosa. Después de cenar vagamos por el Barrio Francés visitando toda clase de bares, obteniendo así una impresión de primera mano sobre la "decadencia sureña". No nos quedamos largo rato en ninguno de estos lugares; el hedor era horrible y se pegaba a la ropa. Sentía a veces que andaba como desnudo pues muchos hombres se daban la vuelta para verme el culo con miradas lujuriosas. El único lugar en donde pasamos un rato más largo fue en un lugar llamado "Funky Butt" no muy lejos del parque Louis Armstrong en el bulevar Rampart. El lugar estaba abarrotado, sobre la barra bailaban muchachos que sólo tenían puesto suspensorios blancos. De vez en cuando se ponían de cuclillas delante de los clientes quienes metian billetes bajo la liga de sus suspensorios. Tres individuos convencieron a un bailarín para que se dejase mamar la verga, yo me cambié de lugar para ver mejor lo que le hacían. Algunos clientes eran absolutamente patéticos, una de ellos se parecía a Capote, más que el aspecto físico por la manera en que vestía. Regresamos de nuevo a Baton Rouge, John me dejó en el hotel donde pasaría la noche con Dan. Papi Patrick se quedaría con John, seguramente recordando viejos tiempos… Tan pronto como Dan cerró la puerta del cuarto de la habitación, me dio un fuerte abrazo. Exploramos nuestros cuerpos con la ropa aún puesta y comenzamos a besarnos. Pude sentir cómo su verga se puso dura muy rápidamente y procedió a desnudarme lentamente… me hizo sentir como que estuviera abriendo un regalo muy especial. Cuando quedamos sólo con nuestra ropa interior, él me besó profundamente y presionó su bulto contra el mío frotando nuestras vergas. Dan se arrodilló y frotó su cara contra mi verga aún cubierta por la tela del suspensorio. Entonces él tiró hacia abajo lentamente mi ropa interior hasta que mi pene desnudo golpeó su cara… lamió mis bolas y frotó mi verga con sus labios, abrió su boca y tomó mi erecto miembro por completo dentro de ella, saboreando el abundante líquido preseminal que manaba. Puso mi suspensorio de nuevo en su lugar y se puso de pie para que yo le hiciera lo mismo. Después de chuparle la verga por un buen rato, me dijo que me levantara y me diera la vuelta, me envolvió con sus brazos y acarició mi pecho mientras que él frotaba su duro miembro entre mis nalgas gozando la sensación de mi culo peludo contra su pene al desnudo. Nos metimos a la cama, yo de espaldas y él encima de mí mientras me besaba profundamente. Él lamió y chupó mis tetillas, bajando por mi abdomen hasta llegar a mi bolas, frotó su barbilla contra ellas y me chupó la verga por largo rato. Después hicimos un sesenta y nueve sobre nuestros costados mamando ávidamente nuestros miembros erectos. Se quedó mirando mi peludo culo, escupió sobre su pulgar derecho y lo frotó contra la entrada de mi caliente cueva, lo empujó lentamente hacia adentro y hacia fuera. "Estoy ardiendo en deseos de poseerte y hacer ese culo sólo mío!". Sonó como música para mis oídos, ansiaba ser montado por él y penetrado por esa morena y gruesa verga. Él me dijo que rodara sobre mi estómago, metió su cara de lleno entre mis nalgas y me lamió el culo a fondo, metía su lengua lo más que podía, frotando los pelos de su barbilla contra mi húmedo agujero. Cuanto yo más gemía, se volvía más eufórico comiéndome el culo. Después frotó su glande contra mi resbaloso ano y lo empujó, apenas metiendo la cabeza de su verga, después empujó lentamente el resto dentro de mi estrecho culo; gozó al sentir el calor de mi recto y sentir mi esfínter siendo estirado por su verga, la empujó hasta que sentí sus bolas y me cogió lentamente. Me dijo que me pusiera de pie y me doblara presentándole el culo. Me metió su caliente rolo hasta el fondo mientras que con sus manos en mis caderas tiraba de mí. Después de que mi ano comenzó a relajarse, él me cogió más duro, profundo y más rápidamente… tomaba pausas para evitar eyacular demasiado pronto. Él sacó su verga y me dijo que me acuclillara en el borde de la cama. Me dio varias nalgadas con sus fuertes manos, asió mi suspensorio y metió su verga dándome bien duro por el culo, le gustaba ver como mi orificio era conquistado por su miembro de acero y mis pelos pegándose a su verga al desnudo. Me cogió hasta que casi derramó su cremosa y caliente leche. Retosamos en la cama y nos besamos durante algún tiempo. Finalmente me dijo que me acostara boca abajo y comenzó a lamerme el culo de nuevo, empujó su verga hacia adentro y me cogió lentamente… luego más duro y rápidamente… cuando él comenzó a liberar su simiente, metió su pene lo más profundamente que pudo, sentí su velludo pecho contra mi espalda, me besó el cuello y la parte posterior de mis los oídos. "Quiero dejar mi verga dentro de tu rico culo el mayor tiempo posible porque ahora comenzaré a eyacular varias veces más". Fueron como mini-orgasmos que le hicieron estremecer y gruñir de placer. Cada vez sentía como su pene se henchía de nuevo dentro de mí. Él permaneció encima de mí por largo rato… Cuando finalmente sacó su verga, le encantó mirar cómo su espesa leche manaba de mi recién poseído agujero. Entonces me hizo virar y comenzó a chupármela como ningún hombre había hecho antes, poniéndome realmente duro. Aplicó lubricante en su culo casi lampiño y se sentó sobre mí, fue una gran sorpresa, primera vez que mi pene estuvo dentro de otro hombre, se movió hacia arriba y hacia abajo tomando mi pene por completo, asía mis hombros o pellizcaba mis tetillas. Me miró directamente a los ojos, insertó su pulgar derecho dentro de mi agujero y masajeó mi próstata hasta que tuve un orgasmo muy intenso estando mi verga aún dentro de su culo. Fue la mejor experiencia sexual que yo pueda recordar. Había sido un día muy largo para mí y estaba muerto de cansancio, mis labios se sentían adoloridos después de haber mamado tantas jugosas vergas ese día. Él fue al cuarto de baño y preparó el Jacuzzi, después de una media hora de relajación nos volvimos a acostar. Me abrazó la mayor parte de la noche hasta que de nuevo sentí su dura erección contra mi culo, quiso cogerme de nuevo y no hubo manera de decirle que no, poseyó mi culo tantas veces como quiso. Cuando eyaculó por última vez le pedí que la dejara dentro de mí y así nos quedamos dormidos.

Continuará...