Gay Erotic Stories

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Santo Papacito! Parte 1

by Federico


Parece que fue ayer cuando fui introducido al ritual que marcó para siempre el resto de mi vida y se convirtió en parte esencial de mi preparación antes de mis encuentros sexuales. John era un estricto ex sacerdote casi 20 años mayor que yo, no pudo luchar más contra sus intensos sentimientos homosexuales y decidió abandonar la iglesia. Obtuvo una maestría en psicología y trabajaba como consejero en la universidad estatal.

John respondió a mi anuncio en un sitio de citas para hombres maduros que decía: "Joven de ojos café, cabello oscuro, estatura y peso proporcionados, busca hombre maduro de pelo en pecho con voz recia y profundamente varonil. Debe tener alto libido y ser dominante en la cama, tengo poco experiencia pero estoy presto a satisfacerlo en todo. Un sexy mostacho o una barba bien cuidada no están de más."

Estuvimos en contacto por correo electrónico y teléfono por unos cuantos meses hasta que finalmente me convenció de irme a vivir con él, yo quería salir de mi país a cualquier costo y pensaba que él era el hombre ideal considerando su educación y experiencia, sonaba como alguien que podría apoyarme emocionalmente durante mi adaptación a una nueva vida.

Después de un vuelo de tres horas y luego casi un día viajando en autobús, él me recogió en la estación. Apenas llegamos a su apartamento me dio un fuerte abrazo seguido por un profundo beso francés. No había tenido sexo en meses y estaba caliente como el infierno. Yo fui el primero que se atrevió a aceptar su invitación sin siquiera conocerlo antes en persona, fue un acto de fe de ambas partes. Me condujo a su habitación y me mostró el espacio que había reservado en su closet para mi ropa. Le dije que necesitaba refrescarme un poco después de tan largo viaje. Me ofreció un vaso de jugo de naranja y lo bebí todo rápidamente. Pocos minutos después sentí raros calambres en el estómago que se hacían cada vez más intensos.

"Estamos comenzando una nueva vida juntos y este es el momento adecuado para enseñarte algunas lecciones acerca de purificación, penitencia, obediencia y comunión". La influencia de su pasada vida religiosa seguía siendo muy evidente. Confesó que había añadido un laxante suave en mi bebida y me guió hasta el cuarto de baño. "Anda, desnúdate por completo, siéntate en el inodoro y simplemente deja que la naturaleza siga su propio curso... me avisas cuando hayas terminado". Salió del cuarto de baño y cerró la puerta detrás de él llevándose toda mi ropa consigo.

Cuando regresó tenía puesto nada más que un suspensorio blanco, era la primera vez que veía su bulto y bien formado cuerpo. Asistía regularmente a un gimnasio que quedaba muy cerca. Tenía el pecho peludo pero no así el resto de su cuerpo, lo tenía cubierto con vellos mucho más finos. Ojos verde oscuro, cabello muy corto, casi estilo militar y barba entrecana estilo candado. Abrió un cajón del gabinete del baño y sacó un cilindro de 15 cms de largo con un extremo redondeado con varios agujeros, primera vez que veía algo así, luego supe que era una ducha anal, también tomó un frasco de vaselina y los puso al lado del lavamanos.

"Métete en la ducha". La cabina era muy amplia y había suficiente espacio para tres personas. "Mira hacia la pared y separara bien las piernas". Apuntó la ducha hacia mi trasero y abrió el agua con fuerte presión. Tomó una barra de jabón y metódicamente me fregó el culo. Sus dedos trataron de sondear mi agujero repetidas veces. Me hizo dar de vuelta para enjabonar mis genitales y luego me enjuagó. Vi como le quitó la cabeza normal a la manguera de la ducha, en su lugar acopló la ducha anal y untó una capa gruesa de vaselina sobre la cánula. "Date la vuelta, preséntame ese culo y no te muevas". Introdujo un tercio de la longitud de la cánula. Sentir el agua tibia inundando mis entrañas fue una experiencia agradable y extraña a la vez. Después de casi un minuto cerró la llave y retiró la cánula muy lentamente, haciendo movimientos circulares. "Siéntate en el inodoro, expulsa el agua, sécate y regresa para acá". John repitió el procedimiento hasta que el agua salió completamente cristalina.

"Espérame aquí en la ducha". Caminó hasta el armario del baño y regresó con una barra curva de acero inoxidable grado quirúrgico, los extremos eran redondeados en forma de bola, uno era más o menos del tamaño de una pelota de ping pong y el otro era un tercio más pequeño. Untó gel de silicona en la bola más gruesa. "Agáchate y preséntame ese culo una vez más... " Frotó la bola contra mi ano, empujando más y más duro hasta que me sodomizó con ese pedazo frío de acero. Lo movió en todas las direcciones posibles y luego lo removió de un solo tirón. " Tan sólo quería estar seguro de que el metal sale perfectamente limpio". Por último utilizó jabón líquido antibacterial para lavarme el culo una vez más. Ese fue el final de lo que él llamó mi proceso de purificación.

"Ahora deberás aprender sobre penitencia y comunión". John me miraba profundamente, yo estaba asustado y excitado al mismo tiempo, ni idea de lo que tenía él en mente. Me apretó las nalgas, me acarició la espalda y luego posó sus pesadas manos sobre mis hombros empujándome hacia abajo hasta que estuve acuclillado con mi cara justo delante de su bulto, el suspensorio estaba mojado y marcaba claramente cada detalle de su anatomía.

"Imagina que estás en el confesionario dispuesto a revelar tus pecados, sólo yo puedo absolverte. Estás frente a la paloma del Espíritu Santo lista para derramar sus bendiciones sobre tí demostrando tu obediencia". Se bajó el suspensorio y me dio abofeteó con su verga erecta. Su pene tendría unos 17 cms de largo y no era muy grueso, sus bolas eran apenas un poco más grandes que las mías. "Anda, bésala y lámela... mis bolas también". Comencé con su glande rosado brillante saboreando lo ligeramente salado del líquido preseminal acumulado bajo su prepucio. "Así es, usa bien esa lengua sobre todo en la corona.." Mientras tanto él me acariciaba el cabello. "Ahora tómala toda en tu boca". Asió mi cabeza con ambas manos moviéndola rítmicamente hacia adelante y hacia atrás haciendo que su verga entrara y saliera de mi boca. "Ahora mantén tu boca bien abierta y saca la lengua lo más que puedas, es el momento de la Eucaristía".

Se masturbó enérgicamente hasta que chorros de semen cayeron sobre mi lengua y en varias partes de mi cara. Era la primera vez que saboreaba la simiente de un hombre. "Ahora no me cabe duda de que estás listo para ser un hijo perfecto, prométeme que me obedecerás en todo". "Sí señor, seré un hijo ejemplar". "Tengo grandes planes para tí y sé que no me vas a defraudar". Se deshizo de su suspensorio y me limpió la cara con él, me hizo levantar y me dio sendo beso francés.

Nos duchamos por largo rato enjabonando mutuamente nuestros cuerpos, fue un momento muy erótico. Jugó con mi pene, pero no pudo hacerme acabar, algo normal en mí cuando estoy demasiado excitado. "Ponte este suspensorio blanco, de ahora en adelante lo usarás como señal de que estás listo para mí".

Estaba muerto de cansancio y tomamos una larga siesta, al despertar nos vestimos y salimos para cenar en un restaurante libanés. La comida fue deliciosa, tuve que pagar por mi comida. Yo no pretendía que John me mantuviera, pero invitarme durante nuestra primera noche juntos hubiera sido un bonito gesto.

Al regresar a su apartamento, John me mostró los resultados de laboratorio que certificaban que estaba libre de cualquier enfermedad contagiosa, yo ya le había mostrado los míos. Poco a poco nos fuimos quitando la ropa hasta quedar solamente en suspensorios, esta vez el suyo era de color negro. Se sentó en el sillón de sala y dejó su verga al descubierto. Yo quedé de pie frente a él. Me hizo dar la vuelta, asió mis nalgas firmemente, separó mis glúteos y me lamió el culo como nadie lo había hecho antes, los pelos de su barbilla y los movimientos de su lengua tratando de entrar en mi agujero me hicieron temblar de placer.

"Date la vuelta y arrodíllate, ahora me la vas a chupar como que tu vida dependiera de ello". Tomé su verga lo más profundamente que pude. Después de un largo rato me levantó en sus brazos y me condujo a su habitación. Cruzamos el umbral de la puerta como que si fuera su novia y me posó boca abajo sobre la cama.

"Ha llegado el momento de consumar nuestra unión, te advierto que te voy a dar duro por ese culo y lo vas a aguantar como todo un hombre". Untó abundante vaselina tanto en mi ano como en su henchida verga. Me introdujo su dedo medio para relajar mi esfínter mientas que con la otra mano se frotaba su verga, luego introdujo sus pulgares palpando mi próstata repetidas veces.

La inserción de su pene no fue nada fácil pues tengo un culo muy apretado. "Relájate muchacho, no quiero hacerte daño. Vas a adorar mi verga, incluso vas a rogar por ella. Ya lo verás...". La natural resistencia de mi esfínter fue finalmente vencida por el persistente embate de su férreo miembro viril. "Ahhh, tu cuerpo me pertenece, estás a mi merced y vas a saber lo que es ser poseído por otro macho".

Fornicamos en todas las posiciones imaginables durante aquella larga noche, sin mostrar ningún tipo de piedad por mis eventuales quejidos. Yo quería complacerlo en todo pero esperaba un poco más consideración, yo había tenido un par de amantes pero nunca pudieron penetrarme, esta fue la primera vez que me entregaba por completo.

A la mañana siguiente los pelos de mi culo estaban rígidos y pegados unos a los otros con su esperma seca. Estaba muy adolorido y cuando fui al baño, sangré un poco. "Eso es natural en un culo virginal, veo que realmente me dijiste la verdad y era tu primera vez. Toma esta crema... en un par de días estarás recuperado".

La noche siguiente fuimos a la boda simbólica de dos de sus amigos en la iglesia de la comunidad gay. No fuimos a la recepción, porque no quería encontrarse con un ex amante que trabajaba para la pareja y era uno de los invitados. La ceremonia fue muy agradable, por primera vez fui testigo de algo así. John me presentó a muchas personas, pero era difícil hacer un seguimiento de sus nombres.

Mi culo estuvo a salvo por casi una semana, pero John se la pasaba caliente y demandaba continua atención para su verga. Tuve que hacerme cargo de sus erecciones matutinas, cuando regresaba de su trabajo lo primero que hacía después de saludarme era bajarse el cierre de sus pantalones, sentarse en su sillón y guiar mi cabeza para chuparle la verga hasta casi acabar en mi boca. La sesión más larga era antes de irnos a dormir, yo tenía que chupársela y tragarme sus abundates descargas de esperma. Más adelante me enseñó como tomar su verga por completo hasta el nivel de sus bolas, usando mi garganta como substituto de mi culo. John realmente sabía cómo comerme el culo y mamar hasta dejarme seco, a veces lo hacía con tanta vehemencia que me dejaba el pene enrojecido durante un par de días.

El edificio donde vivíamos tenía cuatro apartamentos, dos en cada piso, nosotros vivíamos en la primera planta. Todos nuestros vecinos eran homosexuales cuarentones. David vivía al lado y era originario de Texas. Era rubio y de ojos azules, parecía mucho más joven de lo que realmente era. John le encontró trabajo como enfermero en la prisión estatal. David era buena gente, tenía un cuerpo delgado agradable a la vista, hermoso bulto y un atractivo culo acentuado por los jeans ajustados que siempre usaba. En el segundo piso arriba del apartamento de John vivía Phil, era cocinero y con enorme sobrepeso, su vida social era muy limitada, tenía que irse a la cama muy temprano y levantarse a las 5:00 am todos los días excepto los domingos. Era un trabajador incansable, me enseñó cómo hacer Jambalaya y hasta el día de hoy la preparo una vez a la semana. Dave y Garreth vivían en el otro apartamento. Solía verlos casi todas las tardes a través de la ventana de la sala cuando se dirigían al gimnasio. Garreth era un tipo pequeño y de muy buen aspecto, su rostro tenía un remoto parecido a Robert Redford en sus buenos tiempos. Él era un maestro de escuela básica y era originario de Kansas. Dave era robusto y muy amigable, estuvo casado cuando joven y tenía una hija que vivía con su ex-esposa. Cinco años más tarde me sorprendió enterarme de su muerte, no tenía ni cuarenta y cinco años cuando eso sucedió. Garreth quedó devastado cuando se enteró de que Dave tenía relaciones con otros hombres, no fue precisamente el funeral el mejor momento para enterarse de ello.

Cada fin de semana solíamos cenar juntos con nuestros vecinos, cada vez en un apartamento diferente. Eso es lo que más extraño de esos días, éramos como una familia. Solíamos ir a la iglesia todos los domingos, John tocaba el órgano y a veces era parte del coro. Las misas eran las mejores que recuerdo y verdaderamente abiertas a cualquiera, incluso las mujeres podían ser sacerdotes. Recuerdo especialmente a Bonita Clark, una mujer de color que venía desde Beaumont, Texas, con su pareja. Sus prédicas eran muy entusiastas y llenas de energía positiva. Más que la fe, ir a la iglesia era una fantástica manera de socializar con otros hombres, dado que no íbamos a fiestas ni bares.

Las semanas pasaron más o menos con la misma rutina, satisfacer oralmente a John durante sus días de trabajo y preparar mi culo para ser penetrado tantas veces como él quisiera durante los fines de semana, siempre me daba duro como lo hizo durante nuestra primera noche juntos y terminé agarrándole el gusto. Durante el día yo estudiaba para obtener algunas certificaciones que me ayudarían a encontrar empleo en tan competitivo mercado de trabajo.

Finalmente llegó el Día de Acción de Gracias, además de nuestros vecinos, John invitó a cuatro de sus mejores amigos: Patrick, Dan, Peter y Joachim. Cada vez que uno de ellos llegaba, le entregaban un sobre a John. Poco imaginaba yo la agenda secreta que él tenía para mí durante ese largo fin de semana.

Continuará ...

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Basically I'm a horny bottom who loves worshipping well endowed daddies like you and take your full length manhood deep inside me. After taking a thorough shower, I especially make sure that my hole is clean inside and outside for your full delight. I put on my black jock and go to bed lying on my stomach waiting for you. I hear you coming from work wearing the suit that fits you so well. I

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