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Un Puto Muy Legal

by Absalon


por: ABSALÓN

-¿Cñmo cojones se te ha ocurrido aceptar ese trabajo?

Pobre Chrissie. Siempre se preocupa tanto por më. Pero, ella lo sabe, soy un buen chico con ideas descabelladas. Y aceptar la oferta de Tony y convertirme en su nuevo chico de compaïëa era la þltima que conocëa, pero no la þltima que iba a elegir.

-Sabes que necesito el dinero, y además, me deja la hostia de tiempo libre. -¿Tanto dinero necesitas? -Soy un chico libertino, Chrissie. Y además, sñlo soy un call-boy, un chico de compaïëa. Ceno con ellos, les entretengo y los dejo a la puerta de su casita con un beso de buenas noches. ¿Ves que fácil? Y conservaré mi virgo, cual muchacha afortunada. -Eso es una gilipollez. Acabarás follando, como todos los putos. -Tampoco me importa demasiado. -Eres un inconsciente. -Es cierto.

Chrissie siempre ha opinado que soy un poquito, digamos… putito. No porque me tiren las vergas más que a un tonto un chupa-chups, sino porque desde mi más tierna adolescencia (y tan tierna, seïores) he sabido que la verga de un rico papito siempre trae regalos. Y ahora, dinero. ÿYummm! ¿Qué más se puede pedir?

-Hasta que termine la carrera, no tengo otra salida. Es un trabajo muy bien pagado. Este mes apenas hemos pagado el alquiler, y necesitamos un coche. Y me dará la oportunidad de conocer, quizás, futuros e influyentes clientes. Asë, cuando acudan a mi bufete, tendremos un trato más ëntimo. -¿Qué más se puede pedir? Te me vas a hacer un bribñn.

Chrissie no puede estar mucho tiempo cabreada conmigo. Aunque ambos sepamos que ella tiene razñn, y que yo, picha loca, no. Recojo los tratactus y me pongo un CD: Oh, Honey, bring it close t o my lips, reza la diva del disco. -¿Qué coïos haces bailando asë?- pregunta divertida Chrissie. Muevo mis caderas en cërculos y mis brazos sufren descargas eléctricas que les repliegan en extraïas poses esotéricas mientras que mi rostro sufre un orgasmo. -Practico el baile. Me los tengo que llevar a bailar a La Rosa, al Long o al B&W. Tony tiene allë un contacto, además de un camello.

Al oërme hablar acerca del camello, ella deja de mirar este cuerpo serrano. ¿Quién soy yo, te preguntarás pajillero a una mano que espera la escena de sexo (tranquilo, relájate y disfruta hasta entonces)? Pues yo soy un mozalbete typical spanish, moreno pero de ojos verdes, depilado y musculado. Y së, soy joven pero me gustan las pollas maduras. ¿Y a quién no?

-Pues no me imagino a una persona de tu fësico haciendo de puto. -Tþ has visto demasiados chulazos en el Moon, niïa. Mira, tëa, yo estoy sñlo para pibes que les mole un rollo más cultural, que les hablen aparte de… -¿De follar? -Pues mira, si me encuentro a alguno que me mola, me lo follo y punto. A nadie le amarga un dulce.

Viernes noche. La mayorëa de visitantes de Madrid no conocen el lado más pervertido de esta ciudad, pero yo së, y bien que me gusta. Date una vuelta por Hortaleza, y flipa. Y si te crees tan hetero, que sepas que los swingers abundan por Tirso. Yo ya me he acicalado y voy a cazar a mi objetivo: Manuel, 55 aïos, sevillano, ha venido a hacer negocios, y, pobrecito, se siente solo y desconsolado. Alguien tendrá que ayudarle. Espero que no sea uno de esos babosos que se frotan contra ti y luego no se empalman. Odio los maduros calientapollas. Veamos el profile que me mandñ Tony: nivel sociocultural alto (ojalá no sea solamente social, porque es viernes y no me quiero aburrir con un capullo), segþn él educado, ideologëa conservadora (¿a quién coïos le importa esto?), pues no me explico que deje a su mujer e hijos para clavársela a un muchacho. Lugar de encuentro: Bergante, a las 22:30. Identificaciñn: païuelo rojo (uuuh) en una americana camel, me muero por saber quien elige su ropa. Bueno, no está muy allá, pero en fin, hay que comer, y cualquier gilipollas pijo va a estar deseoso de compartir cama conmigo. Porque a më me pagan más si el cliente queda completamente satisfecho, y yo con mi camisa transparente y mi americana con ribetes negros le voy a dejar muy satisfecho. Espero que su mujercita luego no le eche de menos.

Doy un rodeo para que no me vea bajarme del autobþs. Ante todo, un toque de clase. Llego a mi hora, pero no antes, que espere por më. Al fin y al cabo ha sido él quien ha reservado la mesa, y yo soy el producto elegido. Comienzo a vislumbrar Bergante, y, sorpresa, sorpresa. Yo esperaba encontrarme un clon de Antonio Gala con voz de latifundista y me he encontrado con una versiñn contemporánea de Giner de los Rëos: alto, enjuto de carnes pero de rostro hermoso, con su bella blanca barba y esas canitas que aïaden un toque de gracia a sus ojos negros como carbones y su seriedad prestada de algþn diputado del Partido Popular. Espero que sea más imaginativo sexualmente, aunque tiene la pinta de los andaluces geniales, como dirëa Machado. Tras la grata sorpresa, me dirijo hacia él con mis andares seductores, como me enseïñ Chrissie. -Hola, Manuel- me acerco a él y estrechamos ambas manos. -Hola, David- me mira satisfecho, yo sonrëo; que crea que es mono, más de lo que me atrae.

Normalmente, cuando me encuentro con un madurito tan sabroso como este, soy excepcionalmente agresivo, les dejo bien claro que son ellos el objeto sexual, que quiero morrear sus barbas y chupar sus experimentadas pollas, ser empalado, follar esos agujeros estrechos pero confortables, pasear mis dedos por sus canas. Eso me ha originado más de un problema, los maduros se creen que son mi padre, pobrecitos, no saben que mi padre me aburre. Pero ahora, yo debëa ser sumiso, sumiso como una nena, como una hembra, porque ahora eran ellos los que mandaban. El camarero nos condujo hasta la mesa que Manuel habëa reservado: -Pensé que siendo tan joven te debëa gustar más este tipo de restaurantes.

(Para quien no sea de Madrid: el Bergante es un restaurante muy pijo)

-Desde luego ha sido un detalle- respondo con la mejor de mis sonrisas-. Pero lo mejor es que jamás en este restaurante me habëa sentado con un compaïero tan guapo. -Eso se lo dirás a todos los que te paguen. -No, para nada. A veces es duro hallar a un hombre con una belleza tan masculina… Tus facciones son duramente finas y tus ojos son la perfecta pareja de alabastro para las canas de tu barba. Además, tu piel morena es tan admirable como los olivares de tu tierra. E- me incliné hacia él discretamente y le olisqueé- igual de aromática. Si hueles tan bien, mejor no pensar como sabes- se me escapñ, pero él no pareciñ molestarse. ¿A que lo hago bien? -Bueno, quizás asë me convenzas. Yo pocas veces he estado en Madrid, ¿qué me recomiendas de este sitio?

ÿJoder, joder, joder! Yo el puto sitio sñlo lo conocëa de oëdas, ni de coïa con lo que clavan podrëa cenar aquë, husmeé en mi memoria hasta hallar una respuesta satisfactoria: -Aquë la especialidad es el marisco. Yo te recomendarëa arroz con bogavante- él paga la cena, asë que se joda. Espero que después de este empacho el papito me pueda echar el polvo que necesito y que no se me acabe durmiendo. Menos mal que el vino lo elige él-. Supongo que después de tantos negocios, de tantas charlas y reuniones, estarás deseando relajarte un poco. -No, la verdad es que mi trabajo me autorrealiza bastante, y no me cansa. -¿Y con qué trabajas? -Soy delegado de una hidroeléctrica en Sevilla, S. E. ¿Y tþ qué estudias? Contraté un universitario. -Estudio derecho, puede que algþn me dëa contrate si necesita algþn tipo de ayuda… -Siempre que se olvide esto. -No se preocupe seïor, yo haré que no lo olvide. Pero para bien. -Niïo- rio el andaluz-, te voy a arrancar las pelotas.

La conversaciñn resultñ más interesante de lo que uno pudiera pensar, habida cuenta de que los yuppies no suelen ser muy cultivados, pero yo ya habëa avistado a mi presa y conocëale bien, era uno de esos sevillanos sin acento, más moros (deliciosos vellos) que cristianos aunque vayan a misa, sobrios en la mesa y muy rentables en la cama. Empezamos a conversar de algo mucho más interesante: ¿existieron relaciones efebofëlicas en Espaïa? -Por desgracia, no- repuso él. Es tan serio, pero es tan sensual su boca. -¿Y no crees que la relaciñn caballero amo-criado gracioso del siglo de oro es en cierta manera una relaciñn efebñfila? -¿Por qué? Bueno, en cierta manera, el criado es una representaciñn de su seïor, pero a un nivel mucho inferior, como si representara los instintos más infantiles, como entre un hombre y un efebo… -¿Crees que siempre tiene algo que aprender el joven del maduro? -Y el maduro del joven. El maduro tiene la cultura, pero el joven tiene el cuerpo. -Pues a veces, el maduro tiene un cuerpo… -¿Cñmo? -Como el tuyo. ¿No tienes nada que enseïarme, Manuel?

Aquello era una invitaciñn nada sutil, sobre todo porque mis verdes ojos le miraban con deseo y mis labios se mojaban casi tanto como mi sexo, pero funcionñ porque me echñ una miradita pëcara y tentadora a través sus ojos negros. Esos deliciosos ojos del sur, ojos de macho espaïol. Terminamos el arroz y lo llevé al Kool. Yo querëa obtener mi placer al final de mi azarosa ventura, pero sabëa que con la edad se gana control, y querëa ver cuánto era capaz de aguantar este hombre. Le pedë que fuéramos a Santo Domingo, que tenëa algo que enseïarle allë. "¿Algo más?", preguntñ con seïorëo andaluz. Huy, së, algo más. Voy a hacer que esta noche nunca la olvides. Voy a hacer que aïores Madrid. El Kool no le gustñ, vi su cara de desagrado cuando avistñ dos musculocas en la entrada. No importa, ya lo sabëa. "Ven, pongámonos más cñmodos, aquë", le dije y le llevé a la pista verde, desde la cual se ve la jaurëa modernista de la pista gigante. "¿Qué te apetece probar de Madrid?", le pregunté mientras besaba sus mejillas y lamëa los sensibles lñbulos de sus orejas mientras mi mano se regodeaba en su pecho terso. "Quiero probarlo todo", la frase me era demasiado conocida, pero en su voz sonaba real y me cautivñ, sobre todo cuando tomñ mi rostro con fuerza inusitada y besñ mis labios, con sus finos labios devoraba toda mi boca, su lengua oteaba mi interior y yo la llevé a jugar con la mëa mientras sus experimentadas manos recorrëan mis nalgas prietas, nalgas de hombre joven, nalgas que se contrajeron como respuesta a su dura caricia. "¿Tienes cocaëna?" fue lo siguiente, pero sonreëas tanto y tus labios sabëan tan dulces, que te contesté "No, no la llevo encima por si me pilla la policëa, pero aquë tengo un contacto. Ahora vuelvo". Y te dejé en busca del Rizos, el camello del Tony en el Kool tras aceptar tu dinero. No te jode, quien quiere el vicio, que se lo pague. Volvë con la bolsita hábilmente camuflada en mi mano derecha y nos metimos en los baïos de diseïo. Yo mismo te la preparé mientras tþ, sin duda animado por todo el vino de la cena, me acariciabas la nuca y descendiste a través de toda mi espalda hasta llegar al culo, donde te adentraste con tus dedos, advirtiéndome lo que pasarëa más tarde. Tu dedo corazñn penetraba mi agujero a través del pantalñn como un pequeïo pene, y los demás reconocëan los pliegues que formaban mis tersas nalgas al continuar con el periné. -Niïo, tienes un culito, muy rico… Yo arqueé mi espalda mientras separaba las rayas y llegué a rozar su entrepierna. Él se asustñ un poco, pero en seguida recuperñ su compostura porque estaba tan orgulloso de su erecciñn como yo lo estaba de poder restregar mi culo contra aquella polla tan dura, en diagonal ascendente, que habrëa de follar mi culo más tarde. Le ofrecëa las rayas, y tras metérnoslas, nos morreamos, mi cuerpo se frotaba contra el tuyo, yo sentëa como todo ardëa tras la raya y apreté tu cuerpo contra el mëo, mientras tþ, más listo, me cogëas del culo y lo exprimëas como un limñn, pero no me importaba, porque apretaba mi pelvis contra la tuya para sentir esa gran polla cincuentona, durësima, luchando por salir. ¿Resolverëa yo ahora esa opresiñn? ÿNo! Ahora querëa bailar. Lo saqué a la pista, supuse que se avergonzarëa, asë que lo bajé a la pista de abajo, bailé contra él, mis nalgas de nuevo contra tu polla, pero ahora en giros, suspirando por ese polvo que me habëa ganado esa noche, suspirando por esa boca que me comëa como un manëaco cuando me follabas con tu lengua, finalmente no pude más y te la metëa yo a ti también, disfrutabas de estrujar mi culito parado y mi verga joven y yo también me decidëa por frotar mi palma contra tu entrepierna, momento en el cual me sorprendëa por las dimensiones de aquello que estaba sobando, y en el cual tþ me diste un þltimo beso, separaste tus manos de mi cuerpo para gozar el magreo y me sacaste a toda prisa del Kool.

Llegamos a Recoletos en apenas dos minutos, una velocidad de vértigo, hasta tu habitaciñn , ni nos molestamos en separarnos ante nadie, porque estábamos tan cachondos que le habrëamos partido la cara a cualquier gilipollas que se hubiera atrevido a molestarnos. Y en su habitaciñn comenzñ la fiesta. -¿Qué tal mi putito, te estás divirtiendo? -ÿNo hasta que consiga chupártela!

Le eché contra la cama y me deshice de todas las estþpidas ropas. Él sñlo habëa conseguido deshacerse de su camisa, por lo que le ayudé a quitarse los pantalones, cosa que adoro. Me tumbé a su lado, mostrándole mi carne blanca, los marcados mþsculos de mi pecho y mis fornidas espaldas, mis gruesos muslos y él se deleitñ acariciando mi culo duro, respingñn, culo de macho joven, hasta que más abajo se encontrñ con mis pelotas, tþrgidas y a punto de estallar de toda la leche que almacenaban, mientras yo le desaté el pantalñn. Apenas lo hice una cabeza morada emergiñ hasta su ombligo, seguida de un tronco oscuro. Bajé sus pantalones y sus calzoncillos y me encontré con una enorme bestia que rebasaba con creces los 20 cm, morena como todo él. Sus pelos eran aþn negros, rizados e hirsutos en su pecho, negros y suaves en su ombligo, pero en su pubis eran alabastrinos y encrespados, perdëa mis dedos en su vello. Y qué decir de sus gordas pelotas… gordas y sabrosas, extraordinariamente morenas, como todo él, hombre del sur. El hombre del sur se riñ al comprobar mi excitaciñn y me tendiñ boca arriba para admirar mi pene, que erecto se rendëa a él. Si me hubiera tendido encima tuya habrëamos hecho un 69, pero tomaste mi largo pene y moviste la mano, provocándome gemidos de placer. -Niïo, no andas mal de picha tþ tampoco, ¿eh?

Y para seguir la coïa además me sobabas los huevos. -A que te gusta, ¿eh, maricñn?

Pues claro que së, joder, a ver quién es el gilipollas que no le gusta que se la machaquen, pero tþ eres el cliente. Rápidamente me deshice de tus caricias y agarré esa gran polla andaluza mientras nos miramos a los ojos para chupártela y de paso justificar mis honorarios. Situé todo mi cuerpo fuera de tu alcance, ahora te ibas a enterar de lo que vale un peine. Mientras continuaba observando ese bello rostro maduro, barbado, besé tu pene en su cabeza linda, que emana un delicioso olor. Chupé su cabeza mientras te miraba, tþ me mirabas presa de un placer que tu esposa jamás te ha dado, cerré los ojos para saborear ese sabor penetrante, picante y chupé tu cabeza mientras toqueteaba tus cojones como si fueran bolas chinas y me dispuse a meterme todo lo que pudiera de tu pollñn en mi garganta. Relajé mi garganta y la polla pasñ limpia, destrozando mis labios y rasgando mi garganta, pero ahora te acogëa en mi interior, dejé salir un poco de tu gran polla y comencé a chupar, movëa como podëa mi lengua para masajearte, porque además la tienes gordësima y tþ apretaste tus manos contra më, violando mi cabeza, al mismo tiempo que aspiraba el seductor olor de tu pubis y estrujaba tus huevos. ¿A qué esto no te lo da tu esposa? Después me follaste por la boca, deslizaba mis labios a lo largo de tu verga y la chupaba como podëa, porque tal pedazo de carne se merece una pasiñn sevillana, saqué el cipotñn de mi boca y me lo tragué de un bocado, lo volvëa a sacar y de nuevo me lo volvë a meter, tþ te agarraste a la cama y yo me coloqué de nuevo para que me follaras mi boca como una perra de esta manera, fñllame, mi seïor, mi seïor me follaste asë, de estocada en estocada como un puto hþmedo, y mi boca saboreaba todo aquel presemen rico mientras me rompëas la cabeza. Finalmente me saqué tu polla de la boca, te miré, buceabas en éxtasis en la cama y pasé a devorar tus pelotas. Las cogëa de su base y tiré de ellas salvajemente hasta que pude chuparlas como me dio la gana, tersas como dos globos. Las besé, las chupé, las lamëa mientras te masturbaba la polla, pasé de nuevo mi lengua roja sobre tu glande y abrë tus muslos, tan tersos y velludos. Lamë su cara interna, los besé mientras machacaba tu polla, yo te miraba y gemëas, tu sudor era agua para mi sed, yo recorrëa la cara interna de tus muslos hasta acabar lamiendo tu polla en toda su extensiñn, hasta el mismo agujerito, penetrándolo, volvëa a tu otro muslo y lo chupaba, volvëa a tu pelvis y besaba a tu ombligo, de nuevo tus muslos, los junté y viajé hasta tus huevos peludos, los levanté y besé tu periné, lo sorbë, alejé tus muslos y los doblé sobre ti, hasta tener una perfecta visiñn de tu culo maduro, apretado. -No, niïo, no me metas nada por el culo, el culo de un hombre es sagrado.

Aquello me molestñ, no sñlo por lo que te perdëas y hacëas que nos perdiéramos los demás, sino por la idea que tendrëas de më. No obstante, tþ eras el cliente y yo el puto. Me callé. Pero habëa levantado tus piernas, y habëa encontrado aquel tesoro recubierto de un vello mucho más algodonoso, con alguna canita, que le aïadëa un toque super sexy. Decidë que tenëa muy poco que perder si atacaba raudo, desoë sus sþplicas y le dije: -No pasará nada que no quieras que pase. No te daré por culo, pero déjame que te dé un lameteo.

Lamer el culo de un activo tiene su morbo, no sñlo porque es activo, sino porque un activo madurete lo tiene bastante duro y descubre que le encanta que le coman el ojete. No dijiste nada, no sé si enfadado o confundido y yo ataqué. Empecé besándolo, te gustñ, te relajaste, abrë esas tiernas laderas, y observé un ojete maduro pero terso y fuerte, virgen, recubierto de vello, tu ano provocñ que se me hiciera la boca agua. Besé tu agujero sagrado y le di un primer lameteo. Un gemidito saliñ de tu boca y yo proseguë lamiéndolo más veces y más deprisa, pegándole pequeïos chupetones, lamiéndote allá abajo, chupando tu periné y tu culo peludo, llegñ el momento en que pude meter mi lengua por ti, y te follé el culito con mi lengua, tþ gemëas y gemëas, yo alargué mi mano y mientras te follaba con mi lengua te hice la paja más furiosa que te hayan hecho jamás, me cojiste de los cabellos y me subiste hasta tu cabeza para darme el morreo más flipante de la noche, yo te pelaba la polla, tþ me la pelabas a më, me bajaste hasta tus pezones: -Niïo, si me has chupado el culo, como a una putita, quiero que me comas también los pezones, que quiero saber qué se siente.

Dicho y hecho, al trecho. Toqueteé tu pecho, pecho de hombre, dándote pequeïos besitos, y me decidë a comerme tus pezones, eran muy pequeïos incluso ahora en erecciñn, y la areola muy morena. Empecé devorando el derecho mientras apretaba el izquierdo, y descubrë que, una vez más, no fallaba. Lamë el izquierdo y con mis manos seguëa acariciando sus huevos. Musitaste algo; no pude oërlo y pasaste a masturbarme, yo gozaba y besaba tus pezones, me separaste de ellos, yo protesté y tþ me sellaste los labios con un gran morreo. -Ahora te toca a ti. Yo iba a explicarte que no era necesario, pero sospeché que eras de esos que les gusta quedar bien. -Te voy a comer igual que a mi mujer- gracias a diox no me parezco a ninguna maruja.

Y me comiste como a una mujer, së. No sé cñmo le comerëa a su mujer las tetas, pero a më me destrozñ las tetillas. Me las mordëa y me tiraba de los pezones como si fuera chicle, pero lo curioso es que tras el dolor, me puse cachondësimo, te busqué la boca y te la comë, me tiraste contra la cama y te comiste la polla de un bocado, no te meterás nada por atrás, pero hay que ver lo bien que la chupas. -Mmmmh, qué rico, papito. -Pues ahora verás.

Tþ së que me abriste las piernas y me comiste mi culo juvenil, "Qué apetitoso lo tienes", lo lamiste y me metiste la lengua desde el culo hasta la boca, "Y encima qué bien abierto estás", me lo besabas, me di cuenta que me lo lamëas como si fuera un coïo, pues sigue asë, y cñmete este coïo de hombre. -ÿMétemela! -¿ÿQué!? -ÿNecesito ese pedazo de polla dentro de më!

Te reëste, gozoso, fuiste a la mesilla a por el lubricante y un condñn. Un buen culo apretado tienes, lástima que no lo uses. El condñn, inþtil, ya que ninguno de los dos estaba enfermo, y si hubiéramos mentido nos habrëamos contagiado mediante el sexo oral, pero adelante, lubricaste tu polla, lubricaste mi entrada, metiste dos dedos que me supieron a gloria, tres, supliqué el cuarto, tþ me sonreëas y jugabas con ellos dentro, nos miramos a los ojos igual que cuando te la chupaba, y apoyaste mis tobillos contra tus hombros, para finalmente, metérmela. La enorme cabeza me abriñ en dos, y aguanté sin chillar, tþ aguantaste unos segundos en mi interior sin moverte, después comenzaste a moverte... la penetraciñn era profunda, y si bien al principio me doliñ, luego chillaba de placer y araïaba tus nalgas con cuidado para que tu esposa no notara nada, aunque seguro que asë a tu esposa no se la clavas: -Niïo, tienes un culito perfecto para ser follado… Ay, qué polla, qué caliente está, me está dejando como nuevo. -…cñmo aprieta mi polla… Uff, esta posiciñn me deja sþper pasivo, pero hay que ver cñmo folla Manolo, este me deja el culo como el metro. -…qué caliente estás, cñmo gozas.

Së, së, pero ahora yo me tumbo sobre mi lado izquierdo y de nuevo me la metes desde atrás, alzas mi muslo derecho para que entre mejor y mediante el espejo observo ese sexo mojado que se hunde en mi culo hþmedo, me coges de los huevos y luego me haces una paja, qué bien follas, de pronto sacas tu polla y vemos cuán abierto has dejado mi culo, hasta que me la metes de un enviñn, la vuelves a sacar y de nuevo me la metes limpiamente de una estocada, repites la operaciñn varias veces, y mientras reëmos y nos miramos a través del espejo. Te tumbo sobre la cama y te dejo allë sentado. Cojo tu polla y me siento sobre ella lentamente, para que veas cñmo entra, mmmh, qué rico el sentir como su polla entra a través de mi tþnel del sexo. Me muevo como una puta, te cabalgo y ves que todo lo que me he movido antes en el Kool no era sino un anuncio de lo que iba a venir más tarde, me ondulo como una serpiente montado encima de esta gran serpiente que me folla como nadie, tþ apenas logras mover tus caderas, pero pronto torturas mis pezones, tal y como yo tiro de los tuyos, puto papito cabrñn, me estás rompiendo los bajos y me gusta. Me la machacas bien a fondo y yo no puedo más, me corro, baïo tu pecho y eso te pone cachondo porque tþ también te corres, noto como explotas dentro de më y cñmo te vas desinflando, cabrñn, qué gran polla tienes. Tomas mi cabeza y limpio mi semen de tu pecho, pero cuál es mi sorpresa, cuando me obligas a besarte y tomas tþ también mi leche de mi boca. Sacas tu pollñn de mi culo, coges el condñn y lo vacëas en tu mano. También compartimos este semen a lengùetazos…

Fue horas más tarde cuando me conciencié de que por fin Manuel se habëa dormido cuando me atrevë a marcharme del hotel. 200€. No está nada mal por haberse follado a ese ejemplar de madurito. Algo me dice que este trabajo me gusta. Como decëa cierta tëa: "Gimme peace, love, and a hard cock". Me parece que era la Amos.

Me metë en la puta cama. Habëa follado largo y tendido con Manuel y tenëa que descansar. El Sol comenzaba a iluminar cruel mi dormitorio, y a pesar del calor de Madrid tuve que bajar la persiana. Rebullë bajo las sábanas y me hice una paja en honor a Manuel y su culo estrecho.

Chrissie me despertñ al mediodëa. -¿Qué tal anda mi putito preferido? Adormilado respondë como pude: -Pero mira que eres perra, cñmo se te ocurre despertar a alguien que trabaja de noche. -¿Qué tal te fue? ¿Tuviste que follar? -No tuve que follar, ya que me lo follé. -Te ha tenido que ir muy bien, porque Tony te ha llamado. Tienes un mensaje suyo en el contestador. -¿Qué dice? -No suelo leer tus mensajes. Voy a hacer tagliatelle a la pescatore. ¿Quieres? -Bueno, me doy una ducha y estoy como nuevo.

Agarré la radio y la metë conmigo a la ducha. Puse una cinta de Smashing Pumpkins. Me desnudé. Mi cuerpo de nadador emergiñ entre las aguas de la ropa, sudoroso. Desnudo de vellos, sñlo crecëan en mi pubis, acariciado por mis sabias manos. Me metë en el baïo y abrë el grifo. El agua corrëa por todo mi cuerpo, mmmh, refresqué mis cabellos y repasé goloso con el agua mi rostro, mis axilas, mi pecho torneado y mi ombligo glotñn. Aunque para glotñn, mi culito. Abrë mis piernas y repasé con la alcachofa mi ano sonrosado, liberado de la enorme polla de Manuel, pero aþn joven y estrecho. El agua corrëa en mi interior, haciéndome cosquillas y besando mis labios anales. Elevé la alcachofa y pronto retiré mi prepucio, acariciando el agua mi glande rojo, hþmedo. Me estaba dando un placer tremendo cuando comencé a sobarme los huevos que colgaban y a tirar de mis pezones. Después, mientras el agua frotaba mi sexo comencé a tirar de este hasta que me corrë. Mi leche caliente cayñ en el abdomen, y antes de que el agua la dispersara cogë un poco con la punta de mis dedos y se la ofrecë a mis labios. Un poco picante, salada, muy buena. ¿Qué teme la gente? El semen está muy bueno.

Más tarde comëa con Chrissie, y aunque ella hablaba y hablaba sin cesar sobre sus ocupaciones y mi familia, yo sñlo pensaba en el aviso de Tony. Ángel. Edad: 45 aïos. Profesiñn: profesor universitario, como sea uno de mis profesores a éste le saco hasta las entraïas. No es que no conozca a mis profesores, es que me hago unas pellas para tirar de la grifa que nadie lo sabe muy bien. Tendencia: MUY pasivo. Bueno, asë me vengo de lo del culo de Manuel. ÿNo es justo esto de los maduros calientapollas! ¿Qué se creen, que no tengo polla? Manuel tenëa un culo sensacional, es muy estþpido por su parte no usarlo. Sitio y hora: hoy, a las 23:00 en el Ricks. Parece que hoy no habrá cena. Me conecto a mi correo, y, ÿoh! Tengo un mensaje de Manuel. Parece ser que ayer con la coca me pasé de locuaz. Bueno, mientras no se entere Tony, me la pela. Dice el tëo: "David, eres un niïo muy especial (y lo seguiré siendo mientras me pagues). Me has hecho la mejor mamada de mi vida (ejem), pero lo del culo me ha dado miedo. Maïana vuelvo a Sevilla. Ahora no sé qué hacer con mi culo, tengo unos picores como nunca antes (joder con el padre de familia). Besos, Manuel". Le recomendé que comprara el consolador más grande de la tienda y que se lo metiera por el ojete hasta partërselo. Asë empezamos todos.

Angelito debëa ir de blanco, no sé si en plan locaza madura superliberada, o si en plan, yo es que a më me gusta el lino hortera, ¿sabes? Yo iba de camisa roja, como me obligan mis saráis verdes y mi pelo negro, y con un pantalñn de talle bajo azul, como me obliga mi bonito culo. Y por dentro, un tanga maxi-espectacular. Pronto localicé a Ángel. No, no era uno de mis profesores, pero me dio igual, porque estaba muy bueno. Era delgado, pero no te hacëa pensar en un campo de concentraciñn. El pelo habëa comenzado a desaparecer, pero lo llevaba más bien largo, a lo intelectual-pijo. Lo que más me llamñ la atenciñn fueron sus ojos, azules y profundos. Sé que suena a déja vu, pero los ojos azules me calan muy hondo y los de Ángel eran preciosos. Sus manos eran gráciles y sus labios, aunque finos, marcados. Estaba muy bueno, y yo tenëa que follármelo.

-Hola, Ángel. Soy David- él parecëa nervioso. -Eh… hola- estrechñ mi mano y yo le di dos besos suavemente, para que no huyera. -¿Quieres que nos sentemos? Asë estaremos más cñmodos- asintiñ con la cabeza y le arrastré hasta uno de los pocos sitios libres-. Tony me dijo que eras profesor, ¿de qué? -De filologëa clásica, en la Complutense. -¿Sabëas que eres muy guapo? Te comerëa con la ropa incluëda- dije entre estþpidas risas, para que el gaïán no se largara-. ¿Estás nervioso? -Së. Es la primera vez que… -Tranquilo. El servicio es de confianza, incluso para casados. -¿Cñmo lo sabes…? -Porque antes de prostituto he sido puto, guapetñn. Nadie ha tenido quejas de më y tþ no vas a ser el primero.

Ángel sonriñ y por fin se relajñ. Su mujer se habëa ido con los niïos a Donostia, de donde él era y allë encontré un tema de conversaciñn, ya que yo siempre he adorado esa ciudad y su playa de La Concha. Era un tëo leëdo (quizás demasiado para lo que yo llegaba, normal habida cuenta la diferencia de edad) y simpático, pero a las 2 los dos estábamos terriblemente calientes, mi polla morcillona se podëa adivinar fácilmente, y aunque sus pantalones eran de lino, podëa contemplar como un falo de enorme cabeza se transparentaba. Un enorme bulto. Qué pena que no fuera versátil. Al final, nos rendimos a la evidencia. Habëa que follar, asë que nos largamos a su casa, el barrio de Salamanca.

La verdad es que me fijé poco en la casa, ya que el macho que estaba conmigo polarizaba toda mi atenciñn. Pude ver su culito y era increëblemente apretado. Maldije la puta que lo tocaba todas las noches. Ángel tenëa prisa, mucha prisa. Yo no. Saqué un CD del bolso que llevo para ocasiones como ésta. Y es que el tanga habëa que amortizarlo. Lo senté en uno de los sillones del sofá…mmmh, me miraba ansioso, justo como a më me gusta, y se desabrochñ la camisa, dejando ver un pecho blanco, con pocos pelos, pero de musculatura fibrosa, un pecho para lamer. Mþsica. La Mala Rodrëguez marcando el minuto y yo marcando mis caderas, liberándome de la camisa roja y frotando mis pezones con la punta de mis dedos mientras gemëa. Él me miraba lþbrico y yo correspondëa a sus miradas bailando, dibujando ochos con mis caderas, dándome la vuelta y descendiendo con mis nalgas a ras del suelo. "Ves, cñmo lo sabëa, yo tengo lo que tþ quieres". Pues së, ambos tenëamos lo que necesitábamos. Me impulsé hacia él y acabé con mi rostro frente a su paquete, duro como una piedra, frotándome contra él y repasándolo con mi lengua. Me incorporé dándole un buen morreo, qué bien besaba, qué gran lengua. Desabroché los pantalones, y mientras me contorneaba como una serpiente le pedë que los bajara "suavemente". Muy bien, gatito. Sñlo queda mi tanga, que él muerde mientras sigo bailando, le levanto y bailamos, él obviamente más torpe, dejándole ver quién manda aquë frotandome contra su culo apretado, su hermoso culito de maduro. Restregaba mi polla dura a través del tanga contra sus nalguitas, y mientras con mis manos abarcaba su paquete enhiesto. -Quëtame el tanga. Con tu boca- susurré a su oëdo-. Arrodëllate y bájamelo.

Raudo se dio la vuelta y agarrándose a mi duro cuerpo, blanco, Ángel descendiñ hasta situar su rostro contra mi sexo lþbrico y festivo. Enfrentñ sus mejillas contra el arco de mi pene y lo lamiñ a través del tanga. Sacñ los dientes, regulares y blancos y mordiñ el tanga por uno de sus lados, muy considerado, hasta que mi polla saliñ golpeando sus quijadas hundidas pero tersas, el hermoso rostro con gráciles arruguitas en torno a sus ojos. Dejñ el tanga y besñ mi polla, una alabanza, inhalñ mi aroma, y yo no pude resistirlo más, le alcé, le grité: -ÿÁngel, dios, te voy a follar!

Le desvestë violentamente, le despojé de la camisa, le arranqué los pantalones y desde el suelo admiré los boxer blancos de algodñn que dejaba ver un pollñn duro, hþmedo, que mojaba con gotitas deliciosas la tela. Los bajé lentamente, la polla emergiñ como un arpñn, de cabeza hþmeda y grácil, muy larga, apetitosa. Y apenas hube extraëdo los boxers a través de sus tobillos me incorporé hasta alcanzar su cipote, lo introduje en mi boca y lo chupe fervoroso, como si fuera la þltima polla que chupase. Su polla sabëa a mar y su olor era penetrante, repasaba con mi lengua su agujerito y después sus pelotas, que colgaban de un escroto enorme. -Espera- musitñ él-. Chþpame el culo.

Se dio la vuelta y vi un culo de macho, uno de esos culitos blancos de hombre que son tremendamente apretados, pequeïo y musculoso, con pelitos en sus lados y sobre todo dentro, muy respingñn, apetecible, ÿme encanta morder los culos de los hombres! Ángel se doblñ sobre së mismo y yo abrë los cachetes hasta ver un agujerito, mucho más abierto que el de Manuel, pero sonrosadito y con vello claro. Introduje mi lengua por él, lo lamë, lo besé, chupé y le introduje mis deditos hasta llegar a su prñstata, lo que le provocñ gemidos de placer, después le follé con mi lengua rosada, tþrgida, juguetona, como dicen los americanos I tonguefucked him, me encanta, su culo está muy abierto y muy rico, tiene un poquito de sudor que hace que huela a hombre, su culo está limpio pero lleno de sudor y deseo, mmmh, qué bueno, papito. -ÿQué bien sabes, papito!- Ángel se incorporñ y me mirñ. -Pues estoy harto de ser el pappi… ÿhoy el papito vas a ser tþ!

Le comprendë… tantos aïos de matrimonio, sñlo sexo peneal con su mujer, y siempre desde el punto de vista dominante. Con lo rico que es te coman y luego te destrocen el culo, ¿quién no se abandonarëa de vez en cuando a que un puto considerado se lo follara? Me mirñ y se tirñ a por mi polla tiesa, devorándola de un bocado hasta la empuïadura, era muy bueno, chupaba con fuerza y con ganas, yo veëa aquella cara de Quijote barbilampiïo chupando mi polla, viendo como sus labios resbalaban y me cachondeaban a través de mi palo, su ëndice derecho jugueteaba con mi esfënter, y yo sentëa mi cuerpo en ebulliciñn. Si seguëa asë me iba a correr, no lo podëa permitir: -Vamos, ponte a cuatro patas- le di un cachete en las nalgas. -Mmmh, a ver qué me haces ahora, cachondñn.

Le pegué algþn cachete más mientras observaba como apoyaba con delicadeza sus rodillas y sus manos en el suelo y CÓMO ESE PEDAZO DE CULO MADURO SE ERGUÍA AL MÁXIMO, MÁS REDONDO QUE NUNCA, era increëble, me lancé contra él comiéndole por atrás, chupando su agujero, cogë un poco de K-Y y le lubriqué y dilaté bien. Me incorporé, puse un poco más de K-Y en mi polla y presioné mi cabeza contra su agujero. Mi cabeza hizo un poco de presiñn y fácilmente entrñ debido al trabajo de mis dedos y a su culo taladrado tantas veces, aunque su agujerito también era elástico y estrangulaba mi polla, provocándome placer, ÿtenëa un culo tan caliente! El infierno se concentraba allë dentro, de todo el calor que habëa en su culo, su ano me apretaba, noté que era un experimentado follador de pollas, pues exprimëa mi polla con su esfënter con gran habilidad. Empecé a moverme e incrusté mi polla hasta el fondo de sus intestinos. La mantuve allë un rato, follando como se debe follar y me dediqué a darle gusto al madurito, comenzñ el pistoneo, lento y profundo, a veces más rápido cuando no podëa aguantar y se la metëa hasta las amëgdalas sin compasiñn, le rompëa el culo, me echaba encima suyo para que aguantara mi peso en su culo, a través mi polla, le cogëa de los cachetes para hacer más profunda la penetraciñn, le azotaba, le cogëa de sus cabellos y le besaba, le porreaba, chupaba el lñbulo de la oreja, bajaba con una mano a la pelvis y allë pegaba estirones a su polla, o a sus huevos, él gemëa, yo aceleré el ritmo y mis bolas comenzaron a golpear salvajemente sus bolas, con una mano frotaba los cuatro huevos, los mëos afeitados, los suyos peludos, todos tþrgidos y llenos de leche, leche que saliñ a chorros de mi polla cuando él estrujñ mis pelotas, me corrë dentro de él, él sacñ un consolador y me dijo que se lo metiera mientras se lo chupaba, le di la vuelta y el tumbé boca arriba, le metë el consolador de una estocada y se la chupé unos segundos hasta que se corriñ, su semen sabëa muy bien, tan salado como su polla, pero eché un poco de su espectacular corrida en su pecho y su tripita, lo restregué todo bien y se lo hice probar, después le hice limpiarme la polla y chuparme el ojete, yo se lo chupe a él y más tarde le limpié el capullo. Era un momento culmen; nos fundimos en un beso, mientras nos abrazábamos.

Së, nos despedimos. 200€. No está mal. Lástima que a estos tipos no los pueda ver más.

Chrissie me hizo de nuevo la comida (el almuerzo). -¿Y éste quién era? -Era como una mezcla de mi rector y J. M., aunque más delgado que este þltimo, como mi rector. -ÿUhá! Vaya callo si era como J. M. -Pues a më me gusta. Además, tenëa un culo- hice un gesto con las manos-. ¿Y tþ? -Yo también follé esta noche. Después de poner copas en el Truko me largué al Ohm y follé allë con un tëo…

Ah, asë es la vida de los jñvenes espaïoles… No lo duden, contrátenme. Mis servicios son espectaculares…

(Continuará…)

Un relato de Absalñn. Para cualquier comentario, a ser posible sin virus incluido: mabarakin@yahoo.es o putodelujo@yahoo.com (sobre todo si son maduritos)

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9 Gay Erotic Stories from Absalon

Los Amantes, 1

Desde que se vieron, los dos hombres supieron que caerëan en los brazos (y la polla) del otro. El muchacho deambulaba por Chueca una noche más, una noche en la que de nuevo acusarëa el paso del tiempo por sus inmaculados 21 aïos, 21 aïos de carne blanca y tersa buscando un espejo para gozarse, ya que cuanto más arrastraba la Parca el velo de la noche más sentëa él su cuerpo consumirse sin macho

Los Amantes, 2

-Qué pena no haberte hallado antes- confesé. -Nos hemos encontrado cuando debëamos, ya está- me respondiñ Fernando. -¿Viste las caras de los tëos del Ricks? Se quedaron todos flipando cuando nos largamos… ÿcñmo si fueran santos! -Lo que les jodiñ fue perderse un macho como tþ- me responde con los ojos brillantes. Qué hermoso es este rostro maduro, esta barba que me sonrëe. Se la acaricio. Él

Los Amantes, 3

…los dedos penetraban en më, provocándome escalofrëos de placer, mi manubrio volvëa a engordar debido a las caricias recibidas. A më no me duele que me den por culo, estoy más que acostumbrado y lo þnico que siento cuando me follan es gusto. Movë mi culo en cërculos mientras Gabriel me seguëa comiendo allë atrás y erguë mi cabeza cuando sentë sus dedos tomando posesiñn de më. Mi bello joven, mi

Minutos

MINUTOS Autor: absalon Mail: mabarakin@yahoo.es MINUTO UNO Rebulli en la cama mientras esperaba a que Jesus terminara de prepararse. No hacia mucho que conocëa a Jesus, no sabia si podëa fiarme de el o no, pero siempre he sido demasiado dubitativo como para entender lo que hago. Quizas serian sus ojos sinceros los que me impulsaron a acogerle esa noche en mi casa, o las ansias por

Noches Y Noches

Noches y noches pasan mas su recuerdo, su recurrente perfume pervive en më como si todo hubiera sucedido ayer. Saqué mi polla del condñn, pagué a la puta y ésta se marchñ. Noches y noches pasan, como si su pasar fuese el lamento de su pérdida. Sñlo he dormido solo desde entonces. Me sentë sucio después de lo de la puta, necesitaba ducharme. Sñlo te puedo recordar cuando el agua libra la batalla

Profesor Violado

PROFESOR VIOLADO El alumno tenëa al maestro a su antojo. Contemplñ a su obra maestra, desnudo y atado de pies y manos. La obra dormëa profundamente, como un niïo, aunque de niïo tenëa poco, y las circunstancias en que se aparecëa no eran para nada infantiles. El cuerpo del maduro maestro se hallaba en un potro de madera, boca arriba, las piernas abiertas colgaban del techo, como una siniestra

Un Puto Muy Legal

por: ABSALÓN -¿Cñmo cojones se te ha ocurrido aceptar ese trabajo? Pobre Chrissie. Siempre se preocupa tanto por më. Pero, ella lo sabe, soy un buen chico con ideas descabelladas. Y aceptar la oferta de Tony y convertirme en su nuevo chico de compaïëa era la þltima que conocëa, pero no la þltima que iba a elegir. -Sabes que necesito el dinero, y además, me deja la hostia de tiempo

Un Puto Muy Legal (2)

Un PUTO MUY LEGAL (2) por: Absalñn Yo lo admito, como lo admitë ante Chrissie: mi trabajo no es el que más me podrëa autorrealizar y todas esas payasadas que lees en Vogue, pero me lo paso como una puta y me pagan mejor de lo que podrëa imaginar. Tony alababa mis progresos: gracias a mis conocimientos lingùësticos (y no hablo del griego ni del francés) mi lista de clientes se ampliñ a

Un Puto Muy Legal (3)

Un PUTO MUY LEGAL, (3) por Absalñn -¿Asë que le quieres?- inquiriñ Chrissie pensativa. Resoplé. La vida sin amor es mucho más fácil, más divertida y como dijo el þltimo nuevo rico que me alquilñ, más mejor. Habëa pasado una semana desde el fin-desemana-delrestodemivida que pasé con Carles. ¿O quizás fue el primer dëa de mi nueva vida? Nueva vida, en la que pueda descubrir qué coïos

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Web-01: vampire_2.0.3.07
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